¿Por qué se puede hablar de Romeo y Julieta con tanta naturalidad hasta el día de hoy? ¿Qué hace de esta historia una de las más célebres jamás creadas?
Es gracias a que el amor es un aspecto inamovible de la psique humana, y no importa cuanto cambiemos los seres humanos a través de los siglos, seguiremos sintiendo amor y creando odas musicales o poéticas con letras cursis hacia el objeto de nuestra pasión.
Pero aun más que el simple hecho de estar profunda e irremediablemente enamorado de la manera más onírica imaginable, es el hecho de ser una pasión prohibida lo que hace de Romeo y Julieta la fantástica obra que es: si su romance se hubiese desarrollado de manera corriente, hubiera perdido todo el romanticismo que carga sus páginas, e inevitablemente habría encallado en el árido terreno de la realidad y el olvido. No es así cuando se trata de un amor que 'no puede/debe ser', o que otros obstaculizan, así no son las novelas románticas; a la gente le gusta soñar, y siempre les falta amor, sino dejarían de soñar con él.
La novela de 'amor prohibido' por excelencia del hoy es la célebre serie Crepúsculo, que explota con despiadada miel estética y con poca trama real la ya de por sí las sobreexploradas relaciones con seres sobrenaturales valiéndose del slogan marketero 'La historia de amor más peligrosa jamás contada'. Muchos saben que esto no es cierto, pero igual se lo tragan porque las mentes distraídas gustan de soñar sobremanera.
Dentro de esta serie podemos encontrar ciertos aspectos infaltables del romanticismo:
Complejo Príncipe Azul-Doncella Odiada Los Hados: 'Príncipes' como Eduardo Cullen hay como gotas de agua en el mar en los cuentos de hadas y películas de Disney: recordemos a la azarosa Cenicienta, odiada por su familia, pobre y sin esperanza; rescatada por el príncipe y llevada a vivir por siempre en el palacio; Aladino el pordiosero que por arte de un genio y su buena fortuna acaba casándose con la princesa; Blancanieves la exiliada, que también se casa con el príncipe tras largas penurias y tiene su respectivo y 'adecuado' final; la Bella y la Bestia, un excelente ejemplo el supuesto 'amor prohibido' con un ser preternatural, y que obviamente también se gana su final feliz; Ariel la sirenita, otro amor imposible entre humano y criatura sobrenatural que acaba en sempiterna felicidad... Sé que hay muchos más ejemplos más, pero con los citados basta.
Príncipe-Princesa: Hace mucho que los grandes reinos y principados dejaron de ser el sistema dominante, pero persiste la idea de un salvador hermoso y opulento que llevará a la protagonista hacia el Final Feliz ya mencionado. También puede darse el caso de que sea un protagonista masculino que busca casarse con la bella heredera, como sucede en hartos cuentos de hadas.
El factor onírico: Obviamente el hecho de pertenecer a la realeza no implica poseer grande belleza, además de todas las situaciones dadas para que el final deseado se de, mas recordaremos que así es el romanticismo. Es idealizado y soñador.
El factor imposibilidad puede variar desde el clásico abismo social entre vulgo y realeza hasta amores entre primos o hermanos (aunque en la sociedad japonesa casarse entre primos no sea mal visto ni estigmatizado) y las ya mencionadas relaciones sobrenaturales con seres como vampiros o dioses. Lo que nos han demostrado estas historias ha sido que mientras más imposible se diga que sea el amor, más profundo es y más posible es que acabe en un final utópico y muy feliz.
El cuento de Beren y Lúthien o La Balada de Leithian, es contado en El Silmarillion, y es uno de los mejores ejemplos de amores imposibles en los cuentos de hadas (Elfos en este caso) que no tienen un final característico:
Beren era el descendiente de una de Las Tres Casas de los Hombres, que se enamora de Lúthien, la doncella Elfa más bella que jamás haya pisado la tierra. Como obviamente el amor entre Hombres y Elfos era algo si precedentes, a Beren se le pone como condición traer una joya de la corona de Morgoth, el primer Señor Oscuro, a cambio de la mano de Lúthien.
Gracias a la ayuda de las artes mágicas de Lúthien y la bravura del perro de caza Huan, Beren consigue la joya, pero esta le es arrebatada por Carcaroth, un poderoso lobo. Durante la caza del lobo, Beren es muerto, pero Lúthien, a pesar de ser inmortal, sigue a Beren hasta las Salones de la Muerte, y apela a los dioses por él. Es entonces que Beren es devuelto a la vida y Lúthien renuncia a su inmortalidad para morir junto a él. 'Así fue que sólo ella entre todos lo Eldaliê murió realmente, y dejó el mundo mucho tiempo atrás... Y ella fue la precursora de muchos en quienes los Eldar todavía ven la imagen de Lúthien, la amada, a quien han perdido...'
La experiencia nos dicta que si bien el final clásico ha sido la conclusión casi por excelencia para las historias de amores imposibles, no necesariamente es una regla inquebrantable. Recordemos el trágico y sublime final de Romeo y Julieta, el amor inconcluso de Cumbres Borrascosas, el melancólico final de La Sirenita (en el original de Christian Andersen ella no se casa con el príncipe y se convierte en espuma marina) o el sacrificio de Lúthien. Las historias de amores imposibles continuarán existiendo y fascinando hasta que el día que el ser humano deje de soñar con amor... Es decir, jamás.
'Cuando se vive una novela, sin importar del tipo que sea, lo deja a uno sin romanticismos'
Oscar Wilde, El Retrato de Dorian Gray
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Es gracias a que el amor es un aspecto inamovible de la psique humana, y no importa cuanto cambiemos los seres humanos a través de los siglos, seguiremos sintiendo amor y creando odas musicales o poéticas con letras cursis hacia el objeto de nuestra pasión.
Pero aun más que el simple hecho de estar profunda e irremediablemente enamorado de la manera más onírica imaginable, es el hecho de ser una pasión prohibida lo que hace de Romeo y Julieta la fantástica obra que es: si su romance se hubiese desarrollado de manera corriente, hubiera perdido todo el romanticismo que carga sus páginas, e inevitablemente habría encallado en el árido terreno de la realidad y el olvido. No es así cuando se trata de un amor que 'no puede/debe ser', o que otros obstaculizan, así no son las novelas románticas; a la gente le gusta soñar, y siempre les falta amor, sino dejarían de soñar con él.
La novela de 'amor prohibido' por excelencia del hoy es la célebre serie Crepúsculo, que explota con despiadada miel estética y con poca trama real la ya de por sí las sobreexploradas relaciones con seres sobrenaturales valiéndose del slogan marketero 'La historia de amor más peligrosa jamás contada'. Muchos saben que esto no es cierto, pero igual se lo tragan porque las mentes distraídas gustan de soñar sobremanera.
Dentro de esta serie podemos encontrar ciertos aspectos infaltables del romanticismo:
Complejo Príncipe Azul-Doncella Odiada Los Hados: 'Príncipes' como Eduardo Cullen hay como gotas de agua en el mar en los cuentos de hadas y películas de Disney: recordemos a la azarosa Cenicienta, odiada por su familia, pobre y sin esperanza; rescatada por el príncipe y llevada a vivir por siempre en el palacio; Aladino el pordiosero que por arte de un genio y su buena fortuna acaba casándose con la princesa; Blancanieves la exiliada, que también se casa con el príncipe tras largas penurias y tiene su respectivo y 'adecuado' final; la Bella y la Bestia, un excelente ejemplo el supuesto 'amor prohibido' con un ser preternatural, y que obviamente también se gana su final feliz; Ariel la sirenita, otro amor imposible entre humano y criatura sobrenatural que acaba en sempiterna felicidad... Sé que hay muchos más ejemplos más, pero con los citados basta.
Príncipe-Princesa: Hace mucho que los grandes reinos y principados dejaron de ser el sistema dominante, pero persiste la idea de un salvador hermoso y opulento que llevará a la protagonista hacia el Final Feliz ya mencionado. También puede darse el caso de que sea un protagonista masculino que busca casarse con la bella heredera, como sucede en hartos cuentos de hadas.
El factor onírico: Obviamente el hecho de pertenecer a la realeza no implica poseer grande belleza, además de todas las situaciones dadas para que el final deseado se de, mas recordaremos que así es el romanticismo. Es idealizado y soñador.
El factor imposibilidad puede variar desde el clásico abismo social entre vulgo y realeza hasta amores entre primos o hermanos (aunque en la sociedad japonesa casarse entre primos no sea mal visto ni estigmatizado) y las ya mencionadas relaciones sobrenaturales con seres como vampiros o dioses. Lo que nos han demostrado estas historias ha sido que mientras más imposible se diga que sea el amor, más profundo es y más posible es que acabe en un final utópico y muy feliz.
El cuento de Beren y Lúthien o La Balada de Leithian, es contado en El Silmarillion, y es uno de los mejores ejemplos de amores imposibles en los cuentos de hadas (Elfos en este caso) que no tienen un final característico:
Beren era el descendiente de una de Las Tres Casas de los Hombres, que se enamora de Lúthien, la doncella Elfa más bella que jamás haya pisado la tierra. Como obviamente el amor entre Hombres y Elfos era algo si precedentes, a Beren se le pone como condición traer una joya de la corona de Morgoth, el primer Señor Oscuro, a cambio de la mano de Lúthien.
Gracias a la ayuda de las artes mágicas de Lúthien y la bravura del perro de caza Huan, Beren consigue la joya, pero esta le es arrebatada por Carcaroth, un poderoso lobo. Durante la caza del lobo, Beren es muerto, pero Lúthien, a pesar de ser inmortal, sigue a Beren hasta las Salones de la Muerte, y apela a los dioses por él. Es entonces que Beren es devuelto a la vida y Lúthien renuncia a su inmortalidad para morir junto a él. 'Así fue que sólo ella entre todos lo Eldaliê murió realmente, y dejó el mundo mucho tiempo atrás... Y ella fue la precursora de muchos en quienes los Eldar todavía ven la imagen de Lúthien, la amada, a quien han perdido...'
La experiencia nos dicta que si bien el final clásico ha sido la conclusión casi por excelencia para las historias de amores imposibles, no necesariamente es una regla inquebrantable. Recordemos el trágico y sublime final de Romeo y Julieta, el amor inconcluso de Cumbres Borrascosas, el melancólico final de La Sirenita (en el original de Christian Andersen ella no se casa con el príncipe y se convierte en espuma marina) o el sacrificio de Lúthien. Las historias de amores imposibles continuarán existiendo y fascinando hasta que el día que el ser humano deje de soñar con amor... Es decir, jamás.
'Cuando se vive una novela, sin importar del tipo que sea, lo deja a uno sin romanticismos'
Oscar Wilde, El Retrato de Dorian Gray
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